José Antonio Matos Peña.
El debate sobre el uso, por parte del gobierno, de RD4,250,000,000.00, que no fueron aplicados, por el Ministerio de Educación, en la dirección del ex ministro, Roberto Fulcar, lejos de verlo como un sacrilegio, hay que considerarlo como muestra del cambio que vive República Dominicana desde que Luis Abinader asumió el poder con su correcto equipo de gobierno.
Decir que, en una institución, que no haya agotado la totalidad de su presupuesto, que el restante está en existencia, es un indicativo de que, por lo menos, hay otro tipo de administración de la cosa pública.
Se conoce la vieja práctica de quienes contrataban bienes y servicios y salieron con las manos llenas dejando el grito a quienes recibieron, exclamando: no dejaron un chele!.
Parecería pecado que parte del presupuesto de Educación no se utilizara en cosas planteadas por la oposición, ignorándose las circunstancias en las que asumió la conducción del Estado el presente gobierno.
Olvidan los efectos de la pandemia del COVID 19 y de la guerra entre Rusia y Ucrania, disparando el precio del petróleo hasta 125 dólares el barril.
Es inconcebible, que se le exija al Ministerio de Educación, la ejecución total del su presupuesto cuando, antes, en condiciones normales no lo agotó. Es como reclamarle a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la ejecución de todo su programa, cuando retorna a clases presenciales después de dos años de haber abandonado las aulas fruto de la crisis sanitaria.
Traspasar dinero de la cartera educativa a otras áreas porque no lo utilizó, no significa el incumplimiento al 4%; tampoco que se pretenda desconocer esa conquista ciudadana en el futuro; algo que no ha pasado por la mente de ningún funcionario del gobierno.
Insistir en atribuirle a la administración del Presidente Abinader, pretensiones lesivas a la educación del país, es lo mismo que sumarse a esa perversa campaña mediática, incluso, de politiqueros que, desde la primacía de Poder, se resistieron en su momento a incrementar el presupuso al Sector Educativo.
Hay que tener claro, que eso no lo tolerará el pueblo sensato. No, el estado no es el mismo…