Ricardo Santana.

Dajabón.

Bandas criminales haitia­nas se extienden a pueblos del Norte, Noroeste y No­reste de Haití, en ruta ha­cia la frontera dominica­na.

Esa situación preocupa a habitantes de esas zo­nas haitianas y pone en alerta a las autoridades dominicanas que han to­mado medidas, con ma­yor reforzamiento militar para resguardar la par­te limítrofe dominicana.

En tanto, el gourde, la moneda oficial de Haití, sigue un progresivo pro­ceso de devaluación fren­te al peso dominicano, debido a la inflación, los secuestros, la inseguri­dad, la inestabilidad polí­tica y otros males, dijeron canjeadores de dinero, co­merciantes y otros secto­res haitianos, entrevista­dos por Listín Diario en el puente fronterizo común.

Relatos

Oninté Francois, una co­merciante de Mon Or­ganisé, del distrito de Ouanaminthe,cerca de la frontera domini­cana, dijo que su sue­ño, igual que los de otros haitianos, es establecer­se en República Dominica­na, porque los secuestros, la inseguridad, la infla­ción y la falta de empleos, desesperan a la gente.

“Los haitianos estamos desesperados, no sabe­mos qué hacer con los se­cuestros, delincuencia, crí­menes en las calles, falta de alimentos, no hay pa­ra dónde coger, solo pa­ra República Dominicana y hasta nos limitan la en­trada”, lamentó la comer­ciante haitiana, entrevista­da ayer por Listin Diario en el puente fronterizo local.

A su vez, explicó que en Haití hay muchas formas de secuestros y lamentó que al parecer esas bandas han ex­tendido su actuación en co­munidades cercanas a la lí­nea fronteriza dominicana. Mientras, el activista de de­rechos humanos de Fort Li­berté, Antoine Desir, afirmó que las bandas de secues­tradores tienen a los hai­tianos en un ambiente tris­te y de gran desesperación.

A este respecto, agregó que la pandilla 400 Mawo­zo, bajo el mando de Ger­mine Joly, está en decaden­cia por los golpes que le ha dado la Policía haitiana, pe­ro que han surgido otros grupos pequeños, y con ac­tuaciones muy peligrosas.

Según haitianos, aho­ra hay grupos que se dedi­can a secuestrar conducto­res, choferes del transporte público, incluso hasta ani­males, como perros de ra­zas que tienen personas en sus casas como mascotas.

“A mí en Cap Haitien, me secuestraron mi perrita, una chihuahua, era la ado­ración mía, de mi hija y de mi esposo, nos pidieron por ella, el equivalente a 200 dólares para entregárnos­la, le dimos 150, pero tuvi­mos que dejarla al cuida­do de una hermana, ahora estamos aquí tratando de vivir un tiempo en Repú­blica Dominicana”, denun­ció la médica Josephine Jo­seph, mientras hacía una fila en el área de Migra­ción y Aduanas en Dajabón.

Pagar peajes

Choferes del transporte pú­blico de Haití denuncia­ron que diariamente tienen que pagar peajes a bandas fuertemente armadas en las carreteras entre Puer­to Príncipe, Cabo Haitiano, Lemonade, Trou Du Nord, Milot, entrada de Fort Li­berté y otras ciudades.

“Que Dios libre a la Repú­blica Dominicana de esas pandillas que azotan Haití, ojalá que nunca entren, por­que la gente en mi país la está pasando muy mal, has­ta a los patios de las casas se meten haciendo alarde de su accionar delincuencial”, reflexionó Johnny Auguste, un evangelista de la Iglesia Pentecostal del subdeparta­mento de Fort Liberté, cerca de la frontera dominicana.

“Los secuestros es la mo­da de ahora en Hai­tí”, refirió el religioso. Canjeadores haitianos apostados en el puente fronterizo dijeron al Listín Diario que el gourde (mo­neda oficial haitiana), se ha devaluado de mane­ra estrepitosa frente al pe­so dominicano, debido a los efectos de los secues­tros, la inseguridad, la in­flación, la crisis económica y la inestabilidad política.

Los canjeadores Papito Pierre y Renso Joseph re­velaron que actualmen­te para comprar 500 pe­sos dominicanos hay que disponer de mil gourdes.

En ese contexto, explica­ron que la economía de los pueblos de Haití, cerca de República Dominicana, co­mo el caso del distrito de Ouanaminthe, a 600 me­tros de Dajabón, está in­fluenciada por este país.

“La gente prefiere hacer sus transacciones con pe­sos dominicanos, por­que le resulta más agra­dable que hacerlo con gourdes”, refirió Joseph. La mayoría de los co­merciantes de esa locali­dad aceptan a sus clien­tes que paguen con moneda dominicana, de acuerdo al canjeador.

Muchos haitianos aducen que esas peligrosas bandas armadas se dedican a sa­quear en las rutas (carrete­ras) a camiones, patanas, autobuses que transpor­tan mercancías y pasejeros.

“Los camiones que llevan productos los secuestran junto a los conductores y los saquean”, se quejó el co­merciante Danney Joseph, de Cabo Haitiano.

PELIGRO

Por camida.

La profesora de escue­la pública de Trou Du Nord, Solange Lague­rre, denunció que hace cinco días su hija de 15 años fue secuestrada en Labadee, cerca de Cabo Haitiano, junto a dos amigas más por cuatro mozalbetes, los cuales les quitaron un teléfono celular, un bizcocho, 32 panes y cinco litros de refrescos.

Hambre.

“Hay mucha hambre en mi país y por eso la gente viene a República Dominicana, no quere­mos, pero hay que ha­cerlo”, refirió Laguerre